Los animales que actúan en los circos tienen dos vías de origen: o son animales nacidos en cautividad (hijos de animales que también viven en el circo, o comprados a programas legales de cría en cautividad) o son animales secuestrados de su hábitat original por redes ilegales de tráfico de animales.
El transporte de los animales de circo presenta diversos problemas que impiden su bienestar:
- Viajes muy largos, estancias cortas en cada lugar
- Alojamiento portátil
- Periodos largos de tiempo dentro de los vehículos utilizados para el transporte
- Peligro público: los animales están muy próximos a las personas
- Exposición a climas inadecuados
- Desarrollo de enfermedades
Los animales en los circos viven una vida de dominación, confinamiento y entrenamiento violento. A pesar de que los circos siempre reclaman lo contrario, los entrenadores usan métodos abusivos para entrenar a los animales y así dominarlos por la fuerza para que ejecuten los números. La rutina es el entrenamiento mediante golpes y amedrentamiento de los animales sirviéndose de cuerdas, collares, bozales, mangos eléctricos, látigos y ganchos metálicos, que son herramientas típicas del entrenamiento y actuación de un circo. Esto debe mostrarnos que los animales están siempre siendo obligados a actuar. Ellos no lo hacen porque quieren: lo hacen porque temen los castigos que les darán si no actúan. Algunos garfios y ganchos metálicos están discretamente diseñados para dar golpes eléctricos (llevan unos dispositivos ocultos en la parte que se manipula el bastón), por lo que el público o quien no sea el manipulador del animal no podrá darse cuenta de que lo están electrocutando. Algunos entrenadores, sino todos, suelen decir que utilizan métodos positivos como el refuerzo y las recompensas, pero muchas veces estos se dan también bajo situaciones abusivas: premiar con comida sólo funciona en animales hambrientos, por mencionar un abuso típico de los entrenamientos circenses.
3. EDUCACIÓN
Los animales en los circos llevan vidas miserables. Pasan la mayor parte del tiempo encerrados, solos, encadenados entre camiones y jaulas, trasladados de ciudad en ciudad. Su entrenamiento es violento, doloroso y abusivo, escondido de la mirada del público.
Al asistir a estos espectáculos y pagar la entrada, enseñamos a los niños y a los jóvenes la falta de respeto hacia la naturaleza y la dignidad de otros seres vivos, porque les mostramos que es divertido presenciar los actos antinaturales y humillantes que los animales están obligados a hacer, atemorizados por la violencia de sus entrenadores.
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